Croacia con 5 pulmones derrotó a Inglaterra y jugará la final del Mundial
La selección de Croacia jugará la final del Mundial de fútbol por primera vez en su historia después de imponerse a Inglaterra (2-1) en las semifinales gracias a un gol de Mario Mandzukic en el tiempo de prórroga, por lo que se medirá a Francia este domingo (17 horas) en Moscú para
pelear por el primer cetro de su corta historia balompédica.
El fútbol croata no conoce noche más importante que la de este miércoles. Un país de apenas cuatro millones de habitantes y 26 años de vida logró el mayor hito de los cinco Mundiales que ha disputado hasta la fecha. Los Modric, Rakitic, Perisic y compañía ya han superado a la generación gloriosa de Suker, Boban y Prosinecki, terceros en 1998.
Todo se cocinó en la prórroga, la tercera consecutiva que disputaron los croatas, demostrando que su fortaleza física ha sido una de las armas para tumbar a la gran favorita y plantarse en la final. No comenzó bien el duelo, pero la segunda parte arrojó luz a la idea de los balcánicos.
Una buena dirección y el acierto oportuno tiraron por tierra el gran comienzo de su rival.
Inglaterra hizo suya la primera mitad a base de buenas ocasiones. Los muchachos de Gareth Southgate apenas necesitaron cinco minutos para adelantarse en el marcador gracias a un magistral lanzamientos de Kieran Trippier. El lateral del Tottenham pegó al cuero con el alma y con la altura suficiente para batir a Subasic, uno de los porteros del torneo.
El gol confirmó el idilio británico con el balón parado. De los 11 goles que ha marcado Inglaterra en el Mundial, 8 fueron con esta receta. A partir de ahí, los ingleses empequeñecieron a su rival a base de balones a la espalda de la defensa y cabezazos de Maguire. El central del Leicester
demostró que tiene un imán cuando pisa el área contraria.
Acto seguido llegó la primera ocasión de Kane, la punta de lanza de los 'pross', pero su gran intento se estrelló en la madera a la media hora de partido. Hasta entonces, de Croacia no había muchas noticias, tan solo un tiro frontal de Rebic que mantuvo con vida a la ajedrezada selección. Ni Modric, ni Rakitic, la gasolina croata, había enviado señales en el primer asalto.
Sin embargo, todo dio la vuelta tras el descanso. Croacia e Inglaterra se intercambiaron los papeles y Perisic se convirtió en el héroe del combinado balcánico. El centrocampista del Inter de Milán fue el más activo en las filas croatas, buscó el gol -dio al poste- y pasada la media hora igualó la contienda con un violento disparo.
El centro del colchonero Vrsaljko fue un caramelo para Perisic, que levantó la pierna jugando con fuego y marcó un gol al estilo 'Ibrahimovic'. Su gesto de karateca pudo haberle costado la falta, pero el árbitro dio por bueno el empate. Todo comenzó de nuevo, pero con una Inglaterra muy 'tocada' y sin capacidad de reacción.
Sólo hubo una jugada de peligro para los inventores del fútbol: un cabezazo de Stones que salvó Vrsaljko bajo palos, pero el resto de ingredientes los puso el equipo dirigido por Dalic. Croacia creció con el paso de los minutos y -guiada por Perisic- hizo encoger a su rival. El control y las ocasiones pasaron a ser de los rojiblancos.
Mandzukic decide en la prórroga
En la prórroga, Croacia mantuvo su argumento y apostó por aprovechar los nervios del joven conjunto inglés para terminar sellando el boleto ganador. Dos remates de Mandzukic, uno de ellos en el último minuto del tiempo reglamentario, mandaron un mensaje a una pobre Inglaterra. Ni fútbol, ni goles, ni ocasiones.
La sartén la cogieron los croatas, que no soltaron el mango una vez que llegó el momento más glorioso en la historia de esta joven selección. Un balón sin dueño -peinado por Perisic- llegó a las botas de Mandzukic, que no dudó en sacar partido de la indecisión de la zaga británica. El delantero de la Juventus fusiló a Pickford y lo demás es historia.
Croacia aguantó, sobre todo el cansancio de los minutos finales, y pudo certificar la primera final en su primer cuarto de vida como selección. La cita será contra Francia, actual subcampeona de Europa, en el Luzhnikí de Moscú. Otra vez sin el cartel de favorito, pero con la innegable fuerza del grupo después de tres eliminatorias no aptas para cardíacos.
As.com/ Guillem Balagué