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El gran dilema de Reinaldo Rueda contra Uruguay

Casi medio siglo sin ganar como visitante ante los charrúas

Y a son 48 años en los que la Selección Colombia no logra victorias como visitante ante Uruguay en partidos oficiales. No hay mal que dure 100 años, pero, teniendo en cuenta las condiciones en que la Tricolor llega para esta fecha triple, Reinaldo Rueda tendrá que pensar muy bien en la manera más eficiente de administrar los recursos. 

 Son tres partidos bien complicados. Al ya mencionado rubro en contra frente a los charrúas, se suma el hecho de enfrentar a una Selección de Brasil excepcional que marcha con puntaje perfecto en el camino hacia Qatar 2022. Ya después se pensará en el duelo ante Ecuador, rival más directo de los que están por encima en la tabla de clasificación.

Lo cierto es que, tras confirmarse la baja de Miguel Ángel Borja, son once jugadores los que están en riesgo de perderse la disputa ante la Canarinha en Barranquilla si son amonestados en Montevideo. 

Salir a emplear el juego fuerte para detener a Uruguay podría resultar una sentencia anticipada para Colombia. Además, todos saben que la Celeste siempre propone un juego físico y de choque. 

 Es aquí cuando viene el gran dilema de Reinaldo Rueda y que será uno de los puntos centrales para transmitir al grupo en cuanto esté completo. ¿Qué debería hacer? ¿Plantear un partido más discreto con el fin de ahorrar esfuerzos de cara a los partidos en Barranquilla y sacar lo más limpia posible la planilla de amonestaciones o, por el contrario, ir y buscar un triunfo épico en Montevideo?

 Nadie podría criticar que Colombia salga a buscar el partido e intente jugarle en un mano a mano intenso a una selección como Uruguay. Al final, el fútbol a este nivel siempre pone de manifiesto el objetivo de ganar a cualquier costo. El problema radica en el poco margen de error que se tiene y la incómoda posición parcial de repechaje en la que llega la Tricolor. No hay que olvidar también cómo se han tornado los partidos frente a Brasil en la última década. 

Resulta complicado encontrar algún partido en el que los ánimos no se hayan salido de control por cuenta de alguna polémica arbitral o la misma actitud de los jugadores con rencillas que parecen ya firmadas. Rueda está metido en una incógnita trascendental que solo podrá despejar acudiendo a su experiencia, la capacidad de comunicación asertiva a los jugadores y un golpe de suerte para que nada se salga de cauce.