Tribuna 12 - Jimmy Oyuela
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Un partido contra el terror en Afganistán: mujer y deporte

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Un partido contra el terror en Afganistán: mujer y deporte

El régimen talibán conculcará cualquier derecho femeninos en el país.

El avance talibán en Afganistán, prácticamente culminado con la llegada a Kabul, la capital, tiene unas consecuencias políticas evidentes y un impacto social en el país que implica directamente a las mujeres. Nada hace pensar que, si fueron sometidas en el anterior régimen, algo vaya a cambiar ahora.

 Las consecuencias se están viendo desde el primer día y continuarán con la pérdida de todos los derechos adquiridos en las últimas dos décadas. Desde luego, el primer impacto tiene que ver con los derechos humanitarios, con la discriminación que sufre la mujer. Y eso abarca todos los ámbitos, incluido el del deporte. 

Puede que la actividad deportiva, en su vertiente competitiva o recreativa, sea lo de menos ahora, cuando se trata, en muchos casos, de salvar la vida. Pero ha sido a través del deporte, entre otras muchas facetas, cuando la mujer afgana ha podido reivindicarse.

Hasta 2001 la actividad deportiva estaba rigurosamente prohibida a las mujeres afganas y las pocas que lo intentaban pagaban con su vida. Tras una paulatina apertura del régimen, fueron incorporándose pero no sin protagonizar episodios de auténtico horror que abarcan el acoso sexual y la violación hasta la agresión. 

El mero hecho de montar en bicicleta ha supuesto la muerte de mujeres, víctimas de un macabro juego de "tiro al ciclista". Rohullah Soroush es investigadora del Afghanistan Analysts Network (AAN). Sus artículos reivindicativos son aleccionadores: "Las mujeres y las niñas afganas que practican deporte se han convertido en símbolos del cambio tanto en su país como internacionalmente. 

No cabe duda de que el deporte es uno de los terrenos en los que las mujeres afganas han sobresalido a lo largo de la pasada década. Según la Dirección General de Educación Física y Deporte, de los 3.662 miembros de los equipos nacionales federados en disciplinas olímpicas y no olímpicas, 752 son mujeres (alrededor del 21%). 

En los principales centros urbanos, como Kabul y Herat, las niñas y las mujeres entran a formar parte de los clubes locales, van a gimnasios privados o simplemente se reúnen en grupos más o menos grandes para hacer ejercicio con ayuda de los programas de entrenamiento de sus teléfonos móviles".


Pero no todo es de color de rosa: "Las amenazas y las agresiones pueden desanimar a las deportistas o hacer que sus familias les impidan practicar deporte. 

E incluso si, a pesar de todo, siguen haciéndolo, reciben presiones y se sienten incómodas. Por ejemplo, una futbolista de Herat cuenta: 'Varios desconocidos contrarios a que las mujeres hiciésemos deporte mandaron cartas a nuestro entrenador. 

Decían que estaba prohibido, y advertían de que si seguíamos cometerían atentados suicidas contra nosotras'".

Acaso uno de los momentos más significativos de la rebelión de la mujer afgana ante el clima irrespirable con el deporte femenino lo protagonizó la selección de fútbol, en 2018, cuando acusó a su presidente, algunos directivos y miembros del cuerpo técnico de violación y abusos sexuales. 

Las jugadores expusieron ante la comunidad internacional unos hechos de máxima gravedad con testimonios verdaderamente atroces.



Fecha: 19 de Agosto de 2021
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