Quique Setién " Con Messi, Hay otra faceta que no es la de jugador y es más complicada de gestionar,mucho más.
El 17 de agosto, cuando fue destituido como entrenador del Barça, Quique Setién (Santander, 62 años) dio un paso atrás y desapareció de la circulación. Ni una palabra más alta que otra. Ante la negativa del club de pagarle el contrato, puso el caso en manos de sus abogados. Silencio absoluto mientras espera la resolución desde su casa de Liencres (Cantabria), mirando en la lontananza a las vacas que hizo famosas al fichar por los azulgrana.
Su vuelta a la vida pública llega en esta conversación con Vicente del Bosque (Salamanca, 70 años). No se conocían, pero hace tiempo que habían sopesado una charla de entrenador a entrenador. Esta se produce el pasado día 19, antes de la dimisión de Josep Maria Bartomeu, el presidente que fichó y despidió a Setién.
Del Bosque. ¿De qué equipo eras de pequeño…?
Quique Setién. Del que eran todos los niños, del Madrid.
D. B. El Racing, el Atlético, el Logroñés… Marcaste muchos goles para no ser un ariete clásico.
Q. S. Al inicio jugaba de 9, pero nunca fui un goleador. Con los años acabé jugando en el medio. Al perder velocidad y capacidad para llegar fui inteligente para utilizar las armas que me quedaban.
D. B. Estuviste en el Atlético de Jesús Gil...
Q. S. Llegué con Vicente Calderón y tuvimos un año extraordinario, jugamos una final europea contra el Dinamo de Kiev, que nos ganó 3-0. La temporada siguiente, Luis Aragonés tuvo un problema y dejó el club. Murió Calderón, el presidente del que guardo mejor recuerdo por su seriedad, integridad y manera de ser. Con Gil el cambio fue radical, no conocía el mundo del fútbol y fue muy estridente.
D. B. Como jugador tenías fama de rebelde.
Q. S. Siempre me he rebelado contra lo que consideraba injusto. Defender mi verdad me generó problemas, pero también muchas satisfacciones.
D. B. ¿Cuántos entrenadores tendrías en tu carrera…?
Q. S. Unos 14 o 15. El que más me influyó fue Luis Aragonés. Fue un cambio brutal, la primera vez que tuve un preparador físico. Gané una capacidad de trabajo tremenda. No quiero olvidarme de Paquito, en el Racing. El que más me mejoró en todos los sentidos. ¡Y lo tuve con 32 años!
D. B. Dejaste de ser jugador y pasaron unos años antes de que te dedicaras a ser entrenador.
Q. S. Veía muy complicado ser entrenador. Estuve cinco o seis años jugando al fútbol-playa. Cuando me ofrecieron el cargo en el Racing estuve muy reticente. Dije que sí y ascendimos, pero no las tenía todas conmigo.
D. B. En Lugo fue donde dijiste: ‘Ahora sí voy a ser entrenador’.
Q. S. Fue una etapa maravillosa. Estaba tan a gusto que no firmé ningún contrato, salvo el primero. Todo era de palabra. Comencé a sentirme entrenador.
D. B. Lugo, Las Palmas, Betis y ocho meses en el Barcelona. ¿Notaste una gran diferencia en el comportamiento del vestuario de esos primeros clubes al último?
Q. S. Sí, sí. La experiencia en el Barça ha sido extraordinaria. He tenido la oportunidad de vivir algo único. Les dije a los jugadores que nunca había estado en un vestuario como ese, que estaba con los mejores jugadores del mundo.
Setién: “Debí tomar decisiones drásticas, pero pensé en el club”
D. B. Pienso que entre los vestuarios hay pocas diferencias. Lo más importante es tener unas buenas relaciones personales. Si hay respeto… Yo tuve mucha suerte en ese sentido. Es muy puñetero si hay algún jugador no se comporta adecuadamente.
Q. S. Totalmente de acuerdo. En mis 40 años en un vestuario, primero como jugador y después como entrenador, he llegado a la conclusión de que tienes 16-18 chavales absolutamente comprometidos. Hay cuatro o cinco que no tienen ese entusiasmo. Se entrenan, pero se dejan llevar y si las cosas van bien, suman y, si no, se quedan ahí. Luego tienes uno o dos que son complicados y retorcidos. Los he tenido como compañeros y como técnico. Esto sí ha sido permanente en todos los equipos. He tenido la máxima de decir la verdad. Si un jugador no juega y pide explicaciones, tienes que ser sincero con él.
D. B. Tampoco creo que haya que darles muchas justificaciones. Puedes caer en errores de por qué lo haces con unos y no con otros. Y les puedes decir cosas que te pueden rebatir. En el fútbol cualquier idea se puede rebatir. Hay que tener cuidado. Yo creo que la esencia de todos los vestuarios tiene que ser igual. El entrenador debe tratar de ser justo, creíble en lo que dice. Un líder tiene que ser así. Entrar al vestuario y que se note que está.
Q. S. Es algo que te tienes que ganar con el tiempo. Desde el primer día que entras en el vestuario los jugadores están con los oídos abiertos.
D. B. Has entrenado al Barcelona que, además, tiene a Messi. Y vas el primer día y dices que para ti era un orgullo entrenar al mejor jugador del mundo...
Q. S. Es que creo que Messi es el mejor de todos los tiempos. Ha habido otros grandísimos jugadores que han sido buenísimos, pero la continuidad que ha tenido este muchacho a lo largo de los años no la ha tenido nadie. Si acaso, Pelé... Le dije un día que
llevaba 15 años esperando que llegara el partido del Barça para verle.
Setién: “Leo es difícil de gestionar. ¡Quién soy yo para cambiarle! Si le han aceptado durante años como es y no le han cambiado…”
D. B. ¿Hablabas mucho con Messi? ¿Las miradas?
Q. S. Hay otra faceta que no es la de jugador y es más complicada de gestionar. Mucho más. Algo inherente a muchos deportistas como se ve en el documental de Michael Jordan [The Last Dance]. Ves cosas que no te esperas.
D. B. Un técnico amigo que dirigió al Atlético me habló de un caso con un jugador: ‘O él o yo’. Le dije que le echarían a él. Normalmente, el jugador está más defendido que el entrenador.
Q. S. Es muy reservado, pero te hace ver las cosas que él quiere. No habla mucho. Sí, mirar, mira… Después de marcharme lo que sí tengo claro es que en determinados momentos tenía que haber tomado otras decisiones, pero hay algo que está por encima de ti: el club. Y está por encima del presidente, del jugador, del entrenador. Es el club y los aficionados. Son a los que debes el mayor respeto y tienes que hacer lo más conveniente para la entidad. Hay millones de personas que piensan que Messi, o cualquier otro jugador, es más importante que el club y que el entrenador. Este jugador, como otros a su alrededor, han vivido durante 14 años ganando títulos, ganándolo todo.
D. B. O sea que la frase que el Tata Martino le dijo a Messi —"ya sé que si llamas al presidente me puedes echar en cualquier momento, pero no me lo demuestres todos los días"—, encaja perfectamente. ¿Te quedaste con ganas de decírselo?
Q. S. Sí, he escuchado esa frase y otras. No me hace falta que nadie me diga lo que dijo Martino u otro. Lo he vivido. He tenido experiencias suficientes para hacer una valoración exacta de cómo son realmente este muchacho y los demás.
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