Atención, en peligro la Premier con el Brexit.
Igual que la sociedad británica se partió en dos tras el referéndum de 2016 en que se aprobó por un 52% de los votos la salida de la Unión Europea, el mundo del fútbol en Reino Unido se enfrenta a un cisma que puede sacudir los cimientos de una industria que aporta cada año 4.500 millones de euros en impuestos a las arcas del país. En este caso, las tres principales competiciones nacionales -Premier League, Championship y liga escocesa- tienen claro que no quieren que nada cambie cuando el Brexit sea efectivo. Sin embargo, desde la Federación Inglesa (FA) lo ven como una oportunidad perfecta para reducir el cupo de extranjeros y aumentar el número de jugadores seleccionables para el equipo nacional que encuentren hueco en las plantillas de muchos de los equipos más mediáticos del planeta. Algo que ahora, ni sucede, ni es una prioridad para unos clubes que viven un momento de expansión internacional sin precedentes.
Ahora mismo los equipos de la Premier pueden inscribir en su primera plantilla un máximo de 17 jugadores formados fuera de Reino Unido, con la obligación, por tanto, de tener al menos ocho que sí que hayan crecido dentro de sus academias. Pero el criterio que se aplica es lo que se conoce como homegrown, que no quiere decir que el futbolista tenga que ser británico de nacimiento y por tanto seleccionable, sino que basta con que haya estado inscrito en el club durante tres años antes de cumplir los 21. Cesc Fábregas, Romelu Lukaku, Paul Pogba... Todos ellos encajan dentro de ese criterio, mientras que no lo hace, por ejemplo, Eric Dier, internacional con Inglaterra que se formó en el Sporting de Lisboa.
La Federación Inglesa lo que propone, o más bien lo que pretende imponer a pesar del voto en contra de las competiciones, es ampliar hasta 13 el número de homegrowns que deben tener los equipos. Pero, en realidad, sabe que juega con las cartas marcadas, porque la clave del asunto no está tanto en los cupos como en los visados. Actualmente, la FA es la encargada de conceder o no el permiso de trabajo a los futbolistas de fuera de la Unión Europea. Pero con el Brexit, Reino Unido ya no estará sujeta a la libre circulación de trabajadores de la UE y también dependerá de la FA que puedan jugar en Gran Bretaña los europeos.
Guardiola, contundente
Y aquí llega la escabechina, porque el 65% de los extranjeros comunitarios que actualmente disputan la Premier no cumplen los requisitos que exige la FA y no recibirían el visado. La Federación británica sólo concede el permiso a futbolistas de los 50 primeros países del ránking mundial que hayan disputado un determinado número de partidos con sus selección en los dos años previos a su fichaje: un 30% para los 10 países más fuertes, un 45% del 11 al 20, un 60% del 21 al 30 y un 75% del 31 al 50. Para poner en perspectiva la dificultad de cumplir estas normas, 31 de los 37 españoles en la Premier no hubieran podido fichar.
«No sé cómo va a acabar [la salida de la Unión Europea], pero si en Reino Unido no quieren extranjeros, nos marcharemos. Tienen que elegir», explicaba Pep Guardiola. El Gobierno ha dejado en manos de las dos partes llegar a una solución consensuada, pero si no se alcanza un acuerdo, la FA asegura tener la legitimidad para imponer su punto de vista. Por ello los clubes están presionando ahora al Ejecutivo para que se ponga de su lado, proteja los derechos de los jugadores europeos y, al menos, obligue a que esta medida se introduzca paulatinamente, ya que el golpe para la competición sería durísimo.
Por el momento, lo que es seguro es que en cuanto la salida de la UE sea una realidad tangible, es decir, a partir de que acabe el periodo de transición, que podría ser el 31 de diciembre de 2020 o incluso más adelante si se termina aprobando el borrador del acuerdo presentado por Theresa May, los clubes ingleses ya no podrán firmar jugadores europeos de 16 y 17 años sin experiencia profesional, por lo que ya no se verán casos como el de Cesc Fábregas o Brahim Díaz.
Una "pena", un "sin sentido". Por su parte, algunos de los rostros más reconocibles de la Premier League, como los entrenadores de Tottenham y Liverpool así como el mítico delantero de la selección inglesa Gary Lineker, no dudan en manifestarse en contra del Brexit y piden una nueva consulta para el país. «No soy político, pero sé reconocer cuándo algo va mal, y ahora mismo el Brexit tiene pinta de ir muy mal encaminado», apunta el ahora presentador de televisión, que no ha dudado en sumarse a la campaña para la celebración de un segundo referéndum que, según él, daría la posibilidad de «volver a evaluar» los pros y los contras de una decisión «dañina».
Mauricio Pochettino comparó el Brexit con un accidente de coche que sabes que va a pasar pero que por alguna razón no evitas, y ha asegurado sentir «pena» por todos los británicos que no recibieron la suficiente información o lo hicieron de forma manipulada. Jürgen Klopp, como casi siempre, fue el más contundente y calificó el proceso como un «sinsentido». Un sinsentido que pone a la Premier contra las cuerdas.
Elmundo.es